La receta de cordero al horno es muy sencilla y requiere, básicamente, paciencia porque es una carne que necesita una cocción prolongada y no muy fuerte para que se ablande poco a poco. En este caso, he usado paletillas de lechal y las he aderezado con una mezcla de miel, azafrán y ajos. El resultado es perfecto para sorprender en ocasiones especiales. Todos estos productos tienen el sello Campo y Alma, la marca de garantía de los alimentos de calidad de Castilla-La Mancha.

En este caso, he acompañado el cordero asado con chalotas y patatas fondant, una guarnición sencilla pero muy rica. Las chalotas se asan en el horno junto al cordero, mientras que las patatas hay que cocinarlas en la sartén, aunque puedes hacerlo mientras se cocina el asado. El resultado son unas bolitas cargadas de sabor, doradas por fuera y que se deshacen en la boca. Una delicia.

¿Te animas a probar esta receta de cordero asado con miel y azafrán?

Las pastas marquesas, que en mi casa siempre se han llamado marquesitas, son unos bizcochos de almendra típicos de Navidad. Son tradicionales de Toledo y tienen casi un siglo de historia, porque al parecer datan de la década de 1920. Sus ingredientes son los del mazapán: almendra y azúcar, aunque se añade huevo para darles esponjosidad y ralladura de limón para aromatizar.

Respecto al origen de la receta de marquesas, solo está claro que nacieron en la provincia de Toledo. Hay quien apunta a Pablo Alguacil, que las preparaba en su confitería 'La Positiva', de Bargas (Toledo), y que las registró entonces como 'marquesas Alguacil'; y quien dice que fue Hipólito Juanes de la Cruz quien las creó en Sonseca (Toledo).

Las marquesas de Navidad tienen forma cuadrada y son de tamaño pequeño. Se hornean en unas cápsulas de papel y van cubiertas de azúcar glacé. Tiernas y muy jugosas, su fama ha hecho que se popularicen y se consuman en toda España.

¿Te animas a preparar en casa esta receta de marquesitas?

Almendra y azúcar. El auténtico mazapán de Toledo no necesita más que estos dos ingredientes y algo de huevo para pintarlo antes de entrar al horno. Una receta centenaria que, curiosamente mezcla en sus orígenes la repostería árabe con las religiosas de un convento toledano.

El moje manchego, también conocido como mojete, es una de las ensaladas tradicionales de La Mancha. Es muy popular, especialmente en primavera-verano. De hecho, se empieza a tomar antes de que empiece la Semana Santa, por eso en algunas zonas se conoce como moje de Cuaresma o moje de Pascua.

Los ingredientes del mojete manchego son muy sencillos, aunque también sufren variaciones según los pueblos. La base es el tomate, en unas zonas se usa tomate entero en conserva, en otras, tomate fresco (según el sitio, pelado o no). Después se ponen tiras de cebolleta (o de cebolla, aunque su sabor es más fuerte), aceitunas (verdes o negras, también aquí hay diferentes versiones), huevo cocido y, por último, atún en conserva o migas de bacalao desalado (en crudo), según la época y el pueblo. Hay quien también le pone pimiento rojo asado.

Tampoco el aliño del mojete es igual en todas partes. Hay quien solo pone aceite y sal, quien añade ajo y/o comino, quien adereza con una vinagreta tradicional... Lo importante es que el moje no quede seco, pues, como su nombre indica, debe permitir pringar bien de pan en el aderezo.

¿Te animas a probar esta receta de moje o mojete manchego?

Cuando era pequeña e iba al pueblo de mi padre, siempre merendaba unas tortas de azúcar y manteca muy tiernas que me encantaban. Es uno de los sabores que más recuerdo de mi infancia. Hacía años que no las había vuelto a probar, hasta que decidí hacerlas en casa. No son exactamente iguales, pero se parecen lo suficiente para transportarme a los años '80.

Si hay un ingrediente característico de este dulce tradicional es la manteca de cerdo, una grasa muy usada en la cocina tradicional de los pueblos después de hacer matanza, por aquello de que del cerdo se aprovechaba todo. De hecho, estas tortas de manteca permiten gastar la que sobra después de hacer en Navidad turrón de chocolate, hojaldrinas o polvorones.

Al parecer, las tortas de manteca son muy habituales en la cocina tradicional manchega y su característica textura hojaldrada hace que lo ideal sea tomarlas templadas. Por eso, las que no te comas recién hechas, puedes ponerlas en un tostador plano o calentarlas en la sartén para que se ablanden por dentro y el azúcar que las cubre empiece a derretirse.

¿Te animas a probar esta receta de tortas de manteca?

El 31 de mayo se celebra el Día de Castilla-La Mancha y a mí me gusta conmemorarlo publicando recetas tradicionales de mi tierra. En esta ocasión he elegido las gachas manchegas, un plato propio de pastores y gentes del campo, que reponían fuerzas compartiendo perol y usando el pan a modo de cubiertos, con la consigna 'cucharada y paso atrás'.

La receta de gachas consiste en una crema densa que se elabora con harina de almortas, un cereal leguminoso también conocido como chícharo, guija, pito o tito. Se sirve con trozos de chorizo y panceta de cerdo, que aportan su grasa y que, junto a los ajos y el pimentón, dan todo el sabor a este plato.

La elaboración es similar a una bechamel, la harina se deshace sobre una base de grasa y, después se le añade un líquido, agua en este caso, y se deja cocer. Por último, se acompaña de 'tropezones', trozos de chorizo y panceta que dan más contundencia aún a este plato. Si nunca lo has probado, te parecerá extraño e, incluso, poco apetecible; pero conozco a pocas personas que, después de probar unas buenas gachas manchegas digan que no les han gustado.

Coge un buen trozo de pan de pueblo, pringa directamente de la sartén y disfruta. ¿Te animas a probar esta receta de gachas manchegas?

La bizcochada manchega (o bizcochá) es un postre típico de la zona de La Mancha, que se prepara con tortas de Alcázar empapadas en leche. Suave, jugoso y aromático, este dulce tradicional es perfecto para aprovechar las tortas que se quedan algo duras o resecas. Y posiblemente ese fuera su origen, en el convento de Santa Clara de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), donde nacieron las tortas en el siglo XVI.
La receta de bizcochada manchega es muy sencilla de preparar. Consiste en aromatizar la leche con limón y canela y verterla sobre las tortas, que quedan muy, muy tiernas, para comer con cuchara. Hay quien remoja las tortas de Alcázar con unas natillas ligeras, añadiendo yemas batidas y/o maicena para espesar la mezcla leche.
La cocina de La Mancha está llena de platos de origen humilde, recetas tradicionales como esta bizcochada manchega que poco tienen que envidiar a los postres más sofisticados. Mazapán, miel sobre hojuelas, flores de sartén, tejas de almendra o miguelitos son algunos de los dulces más característicos de mi región.

¿Alguien puede resistirse a probar esta receta de bizcochada manchega o bizcochá?

Nadie viaja desde el centro de España a las playas de Levante sin parar en La Roda a comer miguelitos. Eso es así. Estos pasteles de hojaldre rellenos de crema se han convertido en los últimos años en uno de los dulces típicos de Castilla-La Mancha más populares. Cada año se venden unos 7 millones de miguelitos y no es de extrañar porque están riquísimos. Lo mejor es que se pueden preparar en casa de forma sencilla.

Estos dulces manchegos surgieron hacia 1960 en La Roda (Albacete) cuando el pastelero Manuel Blanco López le dio a probar su nueva creación a su amigo Miguel Ramírez. Le gustaron tanto que el artesano decidió ponerles su nombre. Desde 2015, los miguelitos de La Roda tienen su título de registro de marca, otorgado por el Ministerio de Industria.

Aunque se puede usar hojaldre casero para hacer la receta de miguelitos, yo lo preparo de manera rápida y sencilla con láminas de hojaldre fresco que compro listas para usar. Es fundamental cortar el hojaldre con un cuchillo muy afilado, que no aplaste los bordes de la masa. Si no, el hojaldre no subirá correctamente en el horno.

Sigue leyendo para ver cómo preparar pasteles de hojaldre rellenos de crema y enséñame en redes sociales lo bien que te han quedado.

La miel, seña de identidad de la gastronomía de Castilla-La Mancha, es un endulzante natural que aporta toda la gracia a las hojuelas, que no son más que una masa de harina y huevo estirada y frita. Una recomendación: usad una miel de buena calidad; si podéis, elegid miel de La Alcarria, que está protegida por su Denominación de Origen.
Aunque actualmente la miel sobre hojuelas se prepara en cualquier época del año, antiguamente era un dulce típico de Carnaval y Semana Santa. Si te gusta la cocina tradicional, no dejes de probar las rosquillas, las flores de sartén, los buñuelos o las torrijas.

¿Te animas a preparar esta receta de miel sobre hojuelas?

Las tortas de Alcázar son unos bizcochos planos, con forma redonda, cubiertos de una capa de glasa. Son un dulce tan humilde como exquisito, que se hornea adherido a un papel, y en el que contrasta la textura esponjosa y jugosa de la masa, con la crujiente costra de azúcar que la cubre. Se utilizan como base de la bizcochada manchega, otro dulce tradicional de la cocina de La Mancha.

De origen religioso, estas tortas surgieron en el siglo XVI en el convento de Santa Clara, de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Al parecer, las monjas, procedentes de un convento franciscano de la ciudad de Toledo, hacían unos bizcochos llamados de 'La Concepción', que evolucionaron hasta convertirse en estas tortas.
Las clarisas cocinaron estas tortas en su convento alcazareño hasta 1868, cuando se marcharon de la localidad. Antes de irse, decidieron dejar su receta de tortas de Alcázar al pueblo y varios obradores y pastelerías han mantenido la tradición desde entonces. Dicen en la localidad que la reina Isabel II probó estas tortas en 1854, cuando visitó Alcázar para inaugurar la linea de ferrocarril Madrid-Alicante, y que, desde entonces, no han faltado en la despensa de la familia real española.

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El pisto manchego es un plato de la cocina tradicional, típico -como su nombre indica- de La Mancha y, en general, del centro de España. Se trata de una fritada de hortalizas que se prepara rehogando, primero, y friendo después, cebolla, pimiento, calabacín y tomate; siempre con aceite de oliva. Yo le pongo ajo y alguna hierba aromática, normalmente tomillo, por costumbre familiar y porque le da un sabor especial.
Preparar el pisto manchego tradicional no tiene más misterio que trocear y freír las verduras. Eso sí, cada una requiere un tiempo, por eso comenzamos por las que necesitan más cocción y vamos añadiendo el resto. El plato admite muchas y buenas compañías y, si quieres convertirlo en una preparación sofisticada, puedes preparar esta milhojas de mousse de pisto.

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Me encantan los helados, y se nota. En el blog ya hay bastantes recetas de polos y helados caseros publicadas, pero la de hoy es especial porque es muy de mi tierra. Se trata de una receta de helado de azafrán, el oro rojo de La Mancha, sobre el que escribí un post para mostrar todo su proceso: desde que se planta hasta que llega a nuestras manos. Además, este helado va muy bien acompañado, servido en una teja de almendra, un tipo de galleta típica de Toledo, que he moldeado hasta convertir en cuenco.
Este helado de azafrán es increíble, pero no puedo dejar de recomendaros que uséis azafrán de La Mancha regulado por la Denominación de Origen Protegida, ya que su calidad no es comparable con el resto: ni en el color que da, ni en aroma que desprende, ni, por supuesto, en el sabor para el plato. La verdad es que se nota la diferencia.
Si tienes que celebrar una ocasión especial o te apetece darte un capricho, este postre helado es una maravilla: la textura crujiente de la teja de almendra contrasta con la cremosidad de un helado casero de sabor único. Totalmente recomendable porque además, ni es empalagoso, ni llena demasiado.

¿Has probado el helado de azafrán? ¿Te atreves a hacerlo en casa? ¡Espero que te guste!

Si te gusta tapear tienes que probar estas bombas de patata rellenas de carne, una receta típica de El trébol, un bar de tapas del Casco Histórico de Toledo, donde tampoco te puedes perder su famosa pulga Trébol. Junto con las carcamusas, un guiso de carne con tomate que nació en Ludeña, y las migas, son las tapas más famosas de la ciudad.
Aunque podrían recibir el nombre por su contundencia, parece que se llaman bombas porque la carne picada se suele aderezar con un toque picante, al igual que la salsa de tomate, que, junto a la mayonesa, las acompaña. Estas que he preparado no pican mucho, pero tú puedes ajustar el picante a tu gusto, de todas formas estarán absolutamente deliciosas.
He intentado recrearlas tal cual y, aunque tenía mis dudas, son fáciles de hacer: sólo hace falta un poco de maña para que tengan forma redonda. De todas formas, en el paso a paso te cuento un truco que te ayudará a formarlas. 

¿Te animas a cocinar esta receta de bombas de patata y carne picada?

"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor". Así empieza Don Quijote de La Mancha, una de las obras literarias más importantes de la historia. Una novela de caballería que transcurre en mi tierra, en lo que hoy es Castilla-La Mancha. Eso lo sabe casi todo el mundo, pero, ¿cómo continúa el texto? ¿Y qué hago yo escribiendo de libros si esto es un blog de recetas?


Abril es el mes de la lectura. El próximo día 23 se cumplirán 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes y esta receta de salpicón de ternera es un pequeño homenaje a su literatura. Porque la historia del hidalgo continúa hablando de cocina: "Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda".


Después de mucho investigar conseguí dar con algo parecido a lo que sería la receta de salpicón que Alonso de Quijano cenaba a menudo, según la pluma de Cervantes: algo así como un revuelto de carne de vaca (yo la he cambiado por ternera) propio de la época, aderezada con pimienta, sal, vinagre y cebolla. Según refleja la literatura del Siglo de Oro, era la comida típica de la época para las clases humildes. ¿Y por qué lo llaman salpicón? Sí, sé que estás pensando en marisco, pero lo cierto es que el término se refiere exclusivamente a "alimentos revueltos y picados".